Argentina tiene severos problemas correspondientes a la educación pública, los fondos destinados por el Estado a las escuelas parece no tener resultados positivos. Esto es extraño considerando que el gasto en educación aumentó durante 30 años, aun así existen escuelas que no funcionan, bajos salarios docentes, una relación docente/alumno desproporcionada, paros todos los años, hasta incluso nos expulsaron del informe PISA. Prestemos atención al siguiente gráfico:
Alcanzamos un gasto de casi 6%, para ponerlo en comparación, Finlandia (cuya educación es de las mejores del mundo) posee un gasto de 7%. Por lo que tenemos un gasto nórdico pero con servicios africanos, entonces la solución quizá no este en el gasto, sino en la administración. Un candidato a solucionar la educación pública argentina podría ser el llamado Voucher Escolar, creado por el economista Milton Friedman en su artículo “El Rol del Gobierno en la Educación” (1955). El mismo consiste en cambiar completamente el financiamiento de la educación, el Estado pasaría de subsidiar a las escuelas (cosa que Argentina hace) a subsidiar a los padres, es decir, al alumno, de esta manera ellos tienen la libertad de elegir la mejor escuela para sus hijos. Su funcionamiento consiste en financiar la demanda (alumnos) y no la oferta (escuelas), al no tener las escuelas un financiamiento directo del Estado, estas compiten en términos de contenido, preparación de profesores, áreas a desarrollar, infraestructura y demás, para conseguir el mayor número de alumnos posible, haciendo que mejoren debido a que funcionan bajo criterios de mercado, es decir, para no quebrar uno debe dar un servicio superior al resto. Este voucher debe ser entregado mensualmente a los alumnos, el mismo es un documento intransferible, sirve únicamente para pagar la escuela, por lo que no puede ser usada para otra cosa, ellos lo reciben de alguna oficina gubernamental o de algún banco designado por el Estado. Cabe resaltar que no tiene ningún coste, de esta manera mantenemos la gratuidad de la educación. La escuela obtendrá su financiamiento por parte de los voucher, además le da autonomía a la misma para determinar programas y/o salarios, el director pasaría a ser un CEO de una empresa. El Estado no puede interferir en las decisiones de las escuelas, pero tampoco la escuela puede pedir ayudas económicas del mismo, ya que le corresponde el financiamiento de los alumnos, además la sindicalización corre a cuenta de la escuela. La escuela y los profesores son los encargados de administrar en un entorno autónomo, viviendo de lo que paguen los alumnos por concepto de colegiatura.
Este sistema ha sido utilizado en varios países tales como Finlandia, Singapur, Corea del Sur, Suecia, Hong Kong, algunos estados de Estados Unidos, entre otros. Los resultados han sido positivos, estas naciones poseen una educación de calidad gracias a la implementación de este sistema.
En conclusión, vemos como el sistema de vouchers escolares puede ser una solución para la educación pública argentina, financiando la demanda bajo una lógica de mercado donde predomine la competencia entre las escuelas. La educación es una de las principales prioridades de una país, para alcanzar el crecimiento y que la población mejore su calidad de vida, y en el caso de Argentina debe darle suma importancia para poder tener una sociedad más culta, inteligente y libre, tal como decía el ex-presidente argentino Domingo F. Sarmiento: “Son las escuelas la base de la civilización”.
Comments